Un depósito bancario una cuenta bancaria cuyo destino es mantener cierta cantidad de dinero durante un largo tiempo para que genere beneficios a través de un porcentaje TAE pactado con el banco.
Los depósitos bancarios son un producto financiero en el cual una entidad bancaria ofrece una cuenta para que el cliente ingrese sus ahorros. En retorno, la entidad bancaria ofrecerá al mismo un porcentaje TAE del dinero depositado en beneficios. Este tipo de interés es el que recibiremos como remuneración.
¿Cómo funciona los depósitos bancarios?
Los Bancos necesitan dinero. Su principal fuente de ingresos es convencer a sus clientes para que depositen dicho dinero en su entidad, ya que, por ejemplo, es lo que diferencia a un Banco de una Caja; el Banco reinvertirá tu dinero para su propio beneficio mientras que las Cajas han de invertirlo en Obra Social.
Por ello, aunque suene raro, a los bancos les interesa que deposites tu dinero en sus arcas a un nivel en el que incluso te bonifican por ello abonándote un tipo de interés o TAE. Es por este motivo por lo que existen los depósitos bancarios, productos en los que se te paga por tener el dinero depositado en ellos.
Un depósito bancario consta de tres ingredientes principales:
Depositante: Es la persona, física o jurídica, que ingresa el dinero o depósito. Es el legítimo propietario del depósito en sí. En otras palabras, el cliente, y quien recibirá remuneración en base al tipo de interés.
Depósito: Es el valor depositado, en este tipo de cuentas, el dinero.
Depositiario: Es quien gestiona y cuida el depósito del depositante. En otras palabras, hablamos del banco.
Tipos de depósitos bancarios
A la hora de contratar un depósito bancario, tenemos que tener claro qué tipo de producto vamos a necesitar, ya que no todos cumplen las mismas normas. No obstante, a grandes rasgos, podemos decir que existen los siguientes tipos de depósito bancario:
Depósitos bancarios a plazo fijo: Los depósitos a plazo fijo son los ideales para los ahorradores. En este producto, ingresamos nuestros ahorros a cierto plazo, y se nos devolverá un porcentaje TAE en intereses a nuestro favor cuando retiremos el dinero. Aunque son las más bonificadas, estas cuentas no nos permitirán sacar el dinero antes del tiempo estipulado.
Cuenta de ahorro: Son productos flexibles que, si bien cuentan con una remuneración, es menor que las cuentas a plazo fijo. No obstante, podremos retirar parcial o totalmente el dinero cuando queramos o durante ciertas veces en un periodo de tiempo (por ejemplo, 4 veces al año).
Cuenta corriente: Las cuentas de toda la vida, no son remuneradas y para muchos no son considerados depósitos, aunque estrictamente lo son. Algunas incluso además de no devolvernos intereses, puede que acaben cobrándonos alguna comisión.
Consejos para encontrar los mejores depósitos bancarios
Como ves, existen diferentes tipos de depósitos bancarios. Por lo tanto, dependerá mucho de tus intereses cuál es el mejor depósito bancario. Te damos algunos consejos:
Si quieres ahorrar, lo mejor será que busques una cuenta ahorro o a plazo fijo. También tendrás que intentar, al contrario que con los préstamos, contratar el producto con la TAE más alta, ya que será el importe que te pagarán
Igualmente si vas a ahorrar para un motivo en concreto, contrata sin dudarlo la cuenta a plazo fijo. Por ejemplo, comprar un coche, una casa, un viaje…
Si por contra sólo quieres rentabilizar tus ahorros pero tenerlos disponibles, tantea contratar una cuenta ahorro flexible.
En cuanto a las cuentas corrientes, intenta siempre que te cobren las menos comisiones posibles. Compara diferentes cuentas, y recuerda que los bancos más conocidos son los que menos se esmeran en ofrecer productos interesantes, ya que no necesitan ganar nuevos clientes.
Comparamos préstamos de 100 a 10.000 euros con diferentes tipos de intereses, desde el 0% hasta el 390%. Como ejemplo, un préstamo de 1.000€ a un plazo de dos años, con un TAE del 79,38% tiene unos intereses de 737,61€. Cantidad total a devolver 1.737,61€.
TAE mínimo 0% - TAE máximo 390%. Devuélvelo en un plazo desde 3 a 72 meses.
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